Entre los disruptores endocrinos menciono someramente al triclosán, al que dedico un artículo en el tema de los productos con acción antimicrobiana.

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TEMA: TÓXICOS Subtema: productos con acción antimicrobiana Entrada: Triclosán.

Es un compuesto que se usa como desinfectante (bactericida) en muchos productos cosméticos, principalmente pastas de dientes y colutorios, jabones y geles, desodorantes, maquillajes, etc. Actúa como disruptor endocrino tiroideo. Además, tiene otro inconveniente, y es que, usado en productos de higiene bucal, por su efecto bactericida, puede alterar la microbiota de la boca. Hoy en día sabemos que la microbiota bucal es importantísima para nuestra salud. Alteraciones de esta microbiota se han visto relacionadas con patologías cardiovasculares o problemas en el embarazo, entre otros muchos.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.

Pombo Arias M, Castro-Feijóo L, Barreiro Conde J, Paloma Cabanas Rodríguez P. A review on endocrine disruptors and their possible impact on human health. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; Volumen 11. Número 2.

Vandenberg LN, Colborn T, Hayes TB, Heindel JJ, Jacobs DR, et al. Hormones and Endocrine-Disrupting Chemicals: Low-Dose Effects and Nonmonotonic Dose Responses. Endocrine Reviews, March 14, 2012 er.2011- 1050.

Demeneix B (2017). Cocktail toxique. Éditions Odile Jacob.

Jackson-Browne MS, Henderson N, Patti M, Spanier A, Braun JM. The Impact of Early-Life Exposure to Antimicrobials on Asthma and Eczema Risk in Children. Curr Environ Health Rep. 2019 Dec;6(4):214-224. 

Vindenes HK, Lin H, Shigdel R, Ringel-Kulka T, Real FG, et al. Exposure to Antibacterial Chemicals Is Associated With Altered Composition of Oral Microbiome. Front Microbiol. 2022 Apr 28;13:790496. 

Los retardantes de llama bromados son sustancias que poseen un gran poder ignífugo. Por ello, se utilizan de manera habitual en la producción de aparatos electrónicos, cableado eléctrico, mobiliario o artículos de decoración, con el objetivo de disminuir el riesgo de incendio en los hogares o puestos de trabajo. Estas sustancias actúan a nivel de las hormonas tiroideas. 

     El polvillo que sueltan los sofás o sillones, por ejemplo, está cargado de estas sustancias. Es mejor aspirarlo con la aspiradora que barrer, pues barriendo se levanta una nube de polvo tóxico que respirarás. También, los aparatos electrónicos encendidos desprenden estos productos. Por ello, es importante no dejarlos en “stand by” si no los estás utilizando, si no apagarlos completamente. También es importante ventilar la casa o la oficina regularmente. Existen unos aparatos que purifican el aire, que ayudan a eliminar estos productos del ambiente.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.

Pombo Arias M, Castro-Feijóo L, Barreiro Conde J, Paloma Cabanas Rodríguez P. A review on endocrine disruptors and their possible impact on human health. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; Volumen 11. Número 2.

Vandenberg LN, Colborn T, Hayes TB, Heindel JJ, Jacobs DR, et al. Hormones and Endocrine-Disrupting Chemicals: Low-Dose Effects and Nonmonotonic Dose Responses. Endocrine Reviews, March 14, 2012 er.2011- 1050.
Demeneix B (2017). Cocktail toxique. Éditions Odile Jacob.

Un tipo de disruptor endocrino muy presente en nuestro entorno son las sustancias perfluoradas. Probablemente habrás oído hablar del PFOA. Estas sustancias se desprenden de la superficie antiadherente de sartenes y ollas y pasa directamente a nuestra comida. También encontramos productos perfluorados en los productos de limpieza, barnices, pinturas, moquetas y se usan como impermeabilizantes de tejidos. Estos productos interfieren en el metabolismo de los lípidos y en la tolerancia a la glucosa, actuando como obesógenos (sí, sí, hacen engordar). Por eso, es importante evitar las sartenes y ollas antiadherentes y utilizar preferiblemente utensilios de acero inoxidable o hierro fundido. Hay multitud de vídeos en internet con trucos sobre cómo hacer que este tipo de sartenes se vuelvan antiadherentes, y te aseguro que funcionan.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.

Pombo Arias M, Castro-Feijóo L, Barreiro Conde J, Paloma Cabanas Rodríguez P. A review on endocrine disruptors and their possible impact on human health. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; Volumen 11. Número 2.

Vandenberg LN, Colborn T, Hayes TB, Heindel JJ, Jacobs DR, et al. Hormones and Endocrine-Disrupting Chemicals: Low-Dose Effects and Nonmonotonic Dose Responses. Endocrine Reviews, March 14, 2012 er.2011- 1050.
Demeneix B (2017). Cocktail toxiqu. Éditions Odile Jacob.

Algunos pesticidas también poseen un efecto disruptor endocrino, como por ejemplo el clorpirifós o el metoxicloro, así como el tristemente “famoso” DDT, prohibido hace años pero que sigue acumulado en los suelos. Su efecto suele ser a nivel de las hormonas sexuales y, en el caso de los compuestos clorados, también alteran el funcionamiento del sistema inmunitario. 

     Debido al gran poder tóxico de los pesticidas, es siempre preferible consumir productos ecológicos. A pesar de su precio más elevado, son mejores para nuestra salud pues, aunque podemos eliminar los tóxicos acumulados en nuestros suelos ni en las aguas, sabemos, al menos, que (en teoría) a los productos ecológicos no se les habrán añadido voluntariamente aún más tóxicos.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.

Pombo Arias M, Castro-Feijóo L, Barreiro Conde J, Paloma Cabanas Rodríguez P. A review on endocrine disruptors and their possible impact on human health. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; Volumen 11. Número 2.

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Demeneix B (2017). Cocktail toxique. Éditions Odile Jacob.

Los ftalatos interfieren con la insulina y el metabolismo de la glucosa. Están presentes en los plásticos y también en productos cosméticos (sirven para que las fragancias de estos productos duren más). Hay que saber que los productos cosméticos contienen numerosas sustancias que actúan como disruptor endocrino, no sólo los ftalatos. Otro ejemplo serían los parabenos, de los que hablo en otro artículo, que son unos productos conservantes, y que también se utilizan como conservantes de alimentos. Tienen poder estrogénico.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.

Pombo Arias M, Castro-Feijóo L, Barreiro Conde J, Paloma Cabanas Rodríguez P. A review on endocrine disruptors and their possible impact on human health. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; Volumen 11. Número 2.

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Demeneix B (2017). Cocktail toxique. Éditions Odile Jacob.

Seguro que has oído hablar del Bisfenol A. Esta sustancia presente en muchos plásticos es un claro ejemplo de disruptor endocrino. Interfiere con las hormonas sexuales y la insulina principalmente. El Bisfenol A, aunque ha sido eliminado por ley de algunos productos como el plástico utilizado en los biberones de los bebés, sigue presente en muchos de los productos que utilizamos a diario como las botellas de plástico de bebidas, los tupperwares, los tickets del supermercado u otros, y se transmite a nuestros alimentos y bebidas continuamente. Hay numerosos estudios científicos que han probado que prácticamente todos los seres humanos eliminamos estos disruptores endocrinos por la orina, incluidos los niños pequeños.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.

Pombo Arias M, Castro-Feijóo L, Barreiro Conde J, Paloma Cabanas Rodríguez P. A review on endocrine disruptors and their possible impact on human health. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; Volumen 11. Número 2.

Vandenberg LN, Colborn T, Hayes TB, Heindel JJ, Jacobs DR, et al. Hormones and Endocrine-Disrupting Chemicals: Low-Dose Effects and Nonmonotonic Dose Responses. Endocrine Reviews, March 14, 2012 er.2011- 1050.
Demeneix B (2017). Cocktail toxique. Éditions Odile Jacob.

     La mayoría de nosotros estamos en contacto cotidianamente con sustancias antimicrobianas, muy a menudo sin saberlo. Somos conscientes de que usamos habitualmente algunos productos como los geles hidroalcohólicos, tan a menudo utilizados desde la pandemia Covid-19 o muchos productos de limpieza que llevan alcohol u otros desinfectantes para limpiar las superficies de nuestros hogares o lugares de trabajo. Estos productos pueden dañarnos, principalmente por alterar la microbiota de nuestra piel, que es un mecanismo de protección muy importante. Sin embargo, no son ni de lejos nuestra principal fuente de exposición a productos antimicrobianos. Y es que, sin ser conscientes, cada día nuestro cuerpo entra en contacto y asimila numerosas sustancias con efecto antibiótico que repercuten negativamente en nuestra microbiota y nuestra salud. En los siguientes artículos repasaré algunas de las sustancias con efecto antimicrobiano que, sin saberlo, pueden dañar nuestra salud.

     Sin embargo, antes de adentrarnos en este tema, me gustaría hablar un poco de la higiene. La higiene es muy importante, pues es una de las cosas que nos ha permitido progresar como sociedad, evitando numerosas enfermedades transmisibles. El problema es que, actualmente, vivimos un periodo de fobia a los microbios, donde muchas personas creen que hay que hacer la guerra contra cualquier microorganismo de nuestro entorno. Este punto de vista es peligroso, pues hay mucha evidencia científica aplastante que confirma la importancia de tener una buena microbiota en todo nuestro cuerpo, y su relación con la salud. 

     Desde la llegada del Coronavirus hace ahora varios años, nos hemos acostumbrado a “sobredesinfectar” nuestros hogares o lugares de trabajo y a “sobredesinfectarnos” nosotros. Si a esto le sumamos el efecto de los tóxicos antimicrobianos que nos rodean y la utilización indiscriminada de los antibióticos por parte de muchos profesionales sanitarios, por ejemplo, para tratar la bacteriuria asintomática de la que ya he hablado, el caldo de cultivo para que desarrollemos infecciones cada vez más virulentas está servido. 

     En el caso de las infecciones de orina, la prevalencia de gérmenes multirresistentes está aumentando. Es por ello que, si bien recomiendo tener una rutina de higiene normal y cotidiana, no recomiendo la “sobrehigiene”, y menos en el área genital, pues se puede alterar la microbiota local. No suelo recomendar a mis pacientes el uso de jabones íntimos ni las duchas vaginales, por mucho que sean de farmacia. Los genitales externos, basta con lavarlos con un poquito de espuma de jabón natural sin aditivos (jabón de Alepo por ejemplo). La microbiota, si es la correcta, hará el resto.

Los disruptores endocrinos son sustancias que pueden mimetizar la acción de alguna de las hormonas de nuestro organismo o que, por el contrario, pueden bloquear la acción de éstas. Algunos ejemplos de hormonas son la insulina, la testosterona, los estrógenos, la hormona tiroidea o la cortisona. Son unas moléculas producidas por diferentes glándulas o tejido endocrino de nuestro cuerpo (páncreas, ovarios, testículos, glándula suprarrenal o tiroides por ejemplo) y que circulan por la sangre para actuar a distancia en otras células del organismo. Sirven para desencadenar mecanismos bioquímicos en las células “diana”, como por ejemplo aumentar o disminuir la producción de una molécula en concreto, modificar su metabolismo o hacerse más o menos sensibles a otras sustancias. Por ejemplo, las hormonas sexuales son las responsables de los cambios que se producen en nuestro cuerpo durante la maduración sexual y de los ciclos menstruales en la mujer, así como de la fertilidad. Las hormonas tiroideas son indispensables para el control de nuestro metabolismo y para el desarrollo del cerebro del feto durante el embarazo. 

     Otra particularidad de la acción hormonal es que no es siempre dosis-dependiente. Es decir, que cuando la concentración de una hormona se encuentra más elevada en la sangre, esto no quiere decir que su acción será mayor. Algunas hormonas sí que actúan más si están más presentes, pero otras hacen el efecto contrario, disminuyendo su acción a mayor concentración. Otras pueden tener un pico de acción a concentración baja y un pico de bloqueo a concentración un poco más alta. Otras sólo actúan si su concentración va fluctuando durante el día o la semana, y bloquean su mecanismo de acción si su concentración permanece estable en la sangre (Figura 18).

     Así, comprender el mecanismo de acción de las hormonas es realmente muy complejo. Sin embargo, lo que sí que debemos saber es que prácticamente todas las células de nuestro cuerpo tienen receptores para diferentes tipos de hormonas. Por ello, cualquier sustancia externa que pueda actuar imitando o bloqueando el efecto de una hormona podrá potencialmente provocar o bloquear reacciones químicas en casi todo nuestro organismo. 

     En el caso de la vejiga, hay que saber que sus células presentan numerosos receptores hormonales, y son especialmente sensibles a los estrógenos. Por ello, es fácil imaginar que no es una buena idea estar intoxicados de disruptores endocrinos si queremos tener una buena salud vesical. Si, además, algunas de estas sustancias alteran al sistema inmunitario, el “caldo de cultivo” para la cistitis está servido. Además, como ya he explicado, el efecto sobre nuestro cuerpo no es dosis-dependiente, por lo que la exposición a pequeñas cantidades de estas sustancias puede ser suficiente para provocar efectos importantes en el funcionamiento de nuestros órganos. Tampoco debemos olvidar el efecto “cocktail”, pues se cree que la combinación de varios de estos compuestos puede tener efectos muy diferentes a la acción de cada uno por separado, y a dosis diferentes. Teniendo en cuenta que todos nosotros estamos expuestos a muchos de estos tóxicos, que además se acumulan durante años en nuestro cuerpo y en los suelos y aguas, nos podemos hacer una idea de la importancia del problema.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.

Pombo Arias M, Castro-Feijóo L, Barreiro Conde J, Paloma Cabanas Rodríguez P. A review on endocrine disruptors and their possible impact on human health. Rev Esp Endocrinol Pediatr 2020; Volumen 11. Número 2.

Vandenberg LN, Colborn T, Hayes TB, Heindel JJ, Jacobs DR, et al. Hormones and Endocrine-Disrupting Chemicals: Low-Dose Effects and Nonmonotonic Dose Responses. Endocrine Reviews, March 14, 2012 er.2011- 1050.
Demeneix B (2017). Cocktail toxique. Éditions Odile Jacob.

     Todo el mundo conoce el efecto nocivo que estos dos tóxicos tienen sobre nuestra salud. Se sabe que son la causa directa de muchos cánceres, entre los que destacan desde el punto de vista urológico el cáncer de vejiga y de riñón, y también se cree que pueden alterar la pared vesical y la microbiota, incluida la urinaria. En el caso de la vejiga hay controversias en este punto. Varios estudios donde se analizó la microbiota urinaria de pacientes fumadores con y sin cáncer de vejiga, y se vieron diferencias en cuanto a su composición, mientras que otro estudio que analizó la microbiota de pacientes con cáncer de vejiga, fumadores y no fumadores, no se vieron diferencias importantes. El tabaco y el alcohol también alteran la inmunidad, nos hacen consumir vitaminas y oligoelementos aumentando nuestros requerimientos, y disminuyen el poder antioxidante y detoxificante del hígado. Así, de una manera directa o indirecta estas dos sustancias tienen un efecto final en nuestra susceptibilidad a infecciones, aunque no haya estudios publicados que relacionen directamente a estos tóxicos con las infecciones urinarias de repetición.

Bibliografía:

Mobley D, Baum N. Smoking: Its Impact on Urologic Health. Rev Urol. 2015;17(4):220-5. 

Zhu H, Zhan X, Wang C, Deng Y, Li X, et al. Causal Associations Between Tobacco, Alcohol Use and Risk of Infectious Diseases: A Mendelian Randomization Study. Infect Dis Ther. 2023 Mar;12(3):965-977. 

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Ma W, Zhang W, Shen L, Liu J, Yang F, et al. Can Smoking Cause Differences in Urine Microbiome in Male Patients With Bladder Cancer? A Retrospective Study. Front Oncol. 2021 Jun 8;11:677605. 

Moynihan M, Sullivan T, Provenzano K, Rieger-Christ K. Urinary Microbiome Evaluation in Patients Presenting with Hematuria with a Focus on Exposure to Tobacco Smoke. Res Rep Urol. 2019 Dec 27;11:359-367. 

     El mundo de los tóxicos y su relación con nuestra salud es muy amplio y complejo. El ser humano ha vivido durante millones de años en un planeta no contaminado, donde los únicos tóxicos a los que se veía expuesto eran los tóxicos naturales, como el comer ciertas plantas o animales venenosos, o ser atacado por ellos (mordeduras, roce de las plantas con la piel). Además de estos tóxicos externos, también existían los tóxicos internos, los producidos por nuestro propio metabolismo como productos de desecho que nuestro cuerpo tiene que eliminar, o los producidos por nuestra microbiota, principalmente a nivel intestinal. Así, durante años, nuestro organismo ha sido capaz de gestionar correctamente la exposición a estos tóxicos que le son familiares, pues la evolución durante milenios y milenios le ha permitido adaptarse. 

     La detoxificación se produce principalmente por la noche, gracias a la función del hígado. Por eso, un buen descanso nocturno es fundamental para eliminar sustancias nocivas. Esta detoxificación se realiza por medio de ciertos mecanismos bioquímicos que permiten que las sustancias tóxicas se vuelvan más solubles en agua para ser posteriormente eliminadas por los riñones hacia la orina, o más solubles en grasas para ser eliminadas por la bilis hacia las heces. Esta transformación hepática de los tóxicos se produce en dos fases, la fase I y la fase II de conjugación. Pero, ¿qué pasa si de repente nuestro cuerpo se ve expuesto a miles de sustancias tóxicas nuevas que no sabe cómo tratar? Lo más probable es que los mecanismos de detoxificación se saturen. Pues eso es exactamente lo que ha ocurrido en los últimos años. 

     El problema empezó en la revolución industrial, pero se extendió a gran escala con el desarrollo de la industria petrolífera y química, ya en el siglo XX. Desde entonces, nuestro planeta y nuestros cuerpos se han visto cada vez más invadidos por numerosas sustancias que alteran su funcionamiento. Cuando los mecanismos de detoxificación se saturan, los tóxicos se acumulan en el cuerpo. Estas sustancias acumuladas se almacenarán principalmente en el tejido graso y el cerebro, provocarán inflamación a este nivel y disfuncionamiento de diferentes órganos, mimetizarán o bloquearán la acción de algunas hormonas o producirán alteraciones a nivel del sistema inmunitario. Además, como ya he explicado, muchos tóxicos se eliminan por las heces o por la orina, razón de más para considerarlos peligrosos para nuestra vejiga, además de la implicación indirecta que pueden tener en las disfunciones de este órgano por su efecto sobre el sistema nervioso o endocrino. 

     Existen numerosos mecanismos de acción de los tóxicos en nuestro organismo. No puedo describir todos y cada uno de ellos en esta web, pero en los próximos artículos daré unas pequeñas pinceladas de cómo actúan algunos en nuestro sistema urinario, favoreciendo el desarrollo de patologías y, sobre todo, de infecciones o inflamación.

Bibliografía:

Olea N (2019). Libérate de tóxicos. RBA libros.