¿Por qué una micción no coordinada puede provocar infecciones de orina?
¿Por qué mecanismo la micción no coordinada provoca infecciones de orina? Te preguntarás. Es obvio que, si una persona no consigue vaciar correctamente su vejiga debido a esta disfunción miccional, y siempre le queda orina retenida dentro, tendrá más riesgo de padecer infecciones, pues la orina estará cargada de bacterias que no se eliminan con cada micción. Pero ¿qué pasa con todas aquellas personas que tienen una micción no coordinada pero que sí que consiguen vaciar totalmente la vejiga? Estas son, de hecho, la mayoría. ¿Y aquéllas que tienen una micción no coordinada pero que no tienen infecciones?
Pues el mecanismo es fácil de comprender. Cuando la orina pasa por la uretra durante la micción, si se produce simultáneamente una contracción del esfínter, la uretra va a quedar “estrangulada”, y la orina, sobre todo las últimas gotas, va a hace movimientos de “subir y bajar” al pasar por la uretra, un poco como en un cuentagotas. Así, llegará a la vagina, donde se contaminará con los microorganismos locales, y después será absorbida al interior de la vejiga, llevándose consigo a estos gérmenes. Si la microbiota vaginal está compuesta de lactobacilos protectores, no se producirá infección de orina aunque haya una micción no coordinada. Pero si la vagina contiene bacterias uropatógenas, éstas pasarán a la vejiga por este fenómeno del “cuentagotas” y probablemente provocarán una infección. Por lo tanto, para que se produzca una infección de orina en estos casos tienen que darse dos circunstancias al mismo tiempo: que exista una micción no coordinada y que haya una disbiosis vaginal.
En conclusión, la micción no coordinada de origen no neurológico es una patología extremadamente frecuente. A menudo comienza en la infancia o la adolescencia pero, si no da síntomas, pasa completamente desapercibida hasta la edad adulta o la vejez donde empieza a causar problemas. En mi práctica clínica realizo sistemáticamente una flujometría EMG a las personas que consultan por infecciones de orina, y alrededor de nueve de cada diez presentan una micción no coordinada. En otros artículos hablaré de algunas estrategias de tratamiento para este problema tan frecuente.
Bibliografía:
van Geen FJ, van de Wetering EHM, Nieuwhof-Leppink AJ, Klijn AJ, de Kort LMO. Dysfunctional voiding: exploring disease transition from childhood to adulthood. Urology. 2023 Apr 5:S0090-4295(23)00266-2.
Sinha S. Dysfunctional voiding: A review of the terminology, presentation, evaluation and management in children and adults. Indian J Urol. 2011 Oct;27(4):437-47.
Haifler M, Stav K. Dysfunctional voiding in adults. Isr Med Assoc J. 2013 May;15(5):247-51.
Minardi D, d’Anzeo G, Parri G, Polito M Jr, Piergallina M, et al. The role of uroflowmetry biofeedback and biofeedback training of the pelvic floor muscles in the treatment of recurrent urinary tract infections in women with dysfunctional voiding: a randomized controlled prospective study. Urology. 2010 Jun;75(6):1299-304.
Lee PJ, Kuo HC. High incidence of lower urinary tract dysfunction in women with recurrent urinary tract infections. Low Urin Tract Symptoms. 2020 Jan;12(1):33-40.
Haylen BT, Lee J, Husselbee S, Law M, Zhou J. Recurrent urinary tract infections in women with symptoms of pelvic floor dysfunction. Int Urogynecol J Pelvic Floor Dysfunct. 2009 Jul;20(7):837-42.
Lazaros T, Ioannis T, Vasileios S, Christina P, Michael S. The effect of pelvic floor muscle training in women with functional bladder outlet obstruction. Arch Gynecol Obstet. 2023 May;307(5):1489-1494.
Kao YL, Ou YC, Tsai KJ, Kuo HC. Predictive Factors for a Successful Treatment Outcome in Patients with Different Voiding Dysfunction Subtypes Who Received Urethral Sphincter Botulinum Injection. Toxins (Basel). 2022 Dec 15;14(12):877.
Jhang JF, Kuo HC. Recent advances in recurrent urinary tract infection from pathogenesis and biomarkers to prevention. Ci Ji Yi Xue Za Zhi. 2017 Jul-Sep;29(3):131-137.